** NOTAS: DEL 0 AL 10

No he desaparecido, no.
Sencillamente, me he pedido unos días libres para follar.
Follar sin parar.
He estado con casi todos los amantes que han pasado por mi cama,
con amantes blancos y negros, yogurines y abuelitos;
he estado con todos los que han sacado, al menos, un siete.
Porque yo pongo nota a mis amantes.
Nota para complacencia,
originalidad-creatividad,
duración-aguante,
tamaño
y nº de polvos por sesión.
Anoto y puntúo.
Quien aprueba, quizá repita.
Desde luego el que suspende,
se va a la hoguera de los olvidados.
Arg.
Odio perder el tiempo con alguien que no está a la altura.
¡Y hay tantos de esos...!


Dios, adoro follar...

** SAMUEL...

...a estas alturas de mi vida sexual,
aspiro a polvos increíbles y a comidas de coño que me hagan explotar de pasión.
Para enseñar a yogurines ya están otras, las otras;
yo quiero calidad, cantidad y nada de compormiso.
Noches interminables y mañanas con el último de despedida.
Poder poner una buena nota
y repetir si apetece,
o no repetir,
o dejar que la vida juegue su juego...

Samuel es el mejor de los amantes que han pasado por mi cuerpo. Me estoy corriendo casi desde el momento en que me pone una mano encima. Tiene una capacidad fascinante para excitarme. Siempre con tacto pero fuerte, siempre con generosidad pero exigente, siempre su boca dentro de mí, siempre... Cada vez es único y diferente pero siempre consigue que llegue hasta lo más alto, hasta la cumbre de mis orgasmos. Seis, ocho, hasta pierdo la cuenta.

Samuel ronda los 45, no tengo muy claro cuántos tiene en realidad porque tampoco me interesa saber más de su vida. Yo sólo sé que cuando abro la puerta, toda mi sexualidad se dispara y lo único que quiero es que me posea sin fin, que me folle tantas veces como quiera, que me haga su puta y su reina...


...creo que voy a llamar a Samuel,
necesito un buen revolcón,
un orgasmo de los que quitan el sentido.
Necesito un hombre junto a mí
ya que Millán,
intuyo,
estás muy lejos...

...¿vendrías a regalarme
una noche de lujuria?

** HÉCTOR (II)

... No pude evitar girarme y comerme con toda el ansia del mundo la boca de Héctor. Besaba como un dios, besaba con dulzura y con pasión, con ternura y con deseo; besaba como si en ese preciso instante el mundo tocara a su fin.

Avancé hacia el ascensor y recé por cruzarme con algún vecino, con alguien que fuera testigo de mi vicio. Siempre me había gustado que me miraran, siempre ese punto exhibicionista, siempre el morbo de lo prohibido. Notaba la respiración de Héctor detrás de mí. Entró un vecino...mmmmmm...

-Sube, cabemos todos- espeté al respetable marido del tercero. Me gustaba mucho aquel vecino, "creo que será mi siguiente presa".

En el ascensor, Héctor apoyó su deliciosa polla en mi culo, la notaba crecer por momentos; también los latidos de mi corazón amenazaban con hacer estallar mi pecho. Estaba lo suficientemente excitada como para hacer locuras, todas las locuras que se me quisieran proponer. Me acerqué a mi vecino. Rocé su espalda con mi pezón, lancé mi aliento a su cuello, gemí en voz baja pero suficientemente cerca de él como para que me oyera. Intuí su desazón, el morbo que le generaba la situación. El vecino por delante y Héctor por detrás... La realidad superaba toda la imaginación del mundo. Mis tetas subían y bajaban a un ritmo descontrolado y me estaba poniendo loca de deseo. De pronto, toqué el botón de parar el ascensor...

** HÉCTOR

...cuando crucé la mirada con Héctor en la cafetería de la esquina, supe que en media hora lo tedría en mi cama. Sus ojos verdes hablaban de su vicio y de las ganas de sexo que le invadía; su boca -una boca perfecta, apetecible, de labios jugosos y sensuales- consiguió que me la imaginara entre mis piernas, gozando de mi clítoris. Y su risa, una risa cantarina y jovial, una risa provocadora y sexy me resultó lo suficientemente atractiva como para saber que jugaría conmigo.

Le miré. Le miré con la picardía de mi experiencia; le miré como sólo se le puede mirar a un hombre que se desea. Y él me entendió. Abrí con disimulo el escote de mi camisa y subí un poco más mi falda. Tenía a media cafetería rendida a mis pies perio a mi sólo me interesaba él. Se disculpó con su pareja y se acercó hasta mi mesa.

-Hola, me gusta tu juego. Quiero seguir jugando...

Me levanté, pagué mi café y avancé sin mirar, sabedora como era que Héctor me seguiría hasta el fin del mundo. Así fue. En el momento en que abrí la puerta del portal, me abrazó por detrás y sus manos bajaron con delicadeza entre mis tetas...no hay nada que me excite más que una caricia certera. Mientras, su otra mano se deslizaba hacia mi coño que ya palpitaba de excitación. Mis pezones se pusieron duros, el ritmo de mi corazón se aceleró... Y Héctor, aún más interesante en la penumbra del portal, no dejaba de besarme la nuca...

juguetes sexuales

...Descubrir los juguetes sexuales y aficionarme a ellos fue todo uno. No recuerdo bien cuándo fue la primera vez que se coló un consolador entre mis sábanas pero rondaría la veintena, cuando el cuerpo de la mujer empieza a despertar y los amantes de esa edad son un desastre. Yo siempre he tenido amantes mayores, a veces con más de quince años de diferencia. No es garantía de nada pero casi siempre alcanzan, al menos, un bien alto. El notable ya es más difícil y el sobresaliente, un espécimen en peligro de extinción. Lo sabéis. Un buen amante pasa por ser un hombre inteligente y además generoso. Todo lo demás es de adorno. Una mujer quiere gozar y disfrutar, quiere un hombre complaciente y de algún modo, sumiso pero sin llegar a ser pavisoso ni aburrido. Queremos que los orgasmos se multipliquen, que el alma se eleve por encima del cuerpo, que nos hagái sentir la reina, todopoderosa e irresistible reina...

...yo lo soy...

...¿quieres probar(me)?...

... el pene

...Si una mujer domina el lenguaje del pene, lo tiene todo ganado; es más, yo diría que tiene el mundo a sus pies. El miembro masculino tiene vida propia y por tanto hay que cuidarlo, mimarlo y dedicarle el tiempo que se merece. El pene piensa, decide, juega y sueña por si mismo. El pene orienta y supone, hasta presupone. El pene...

...para mí es delicioso dedicarme al pene. Si hay algo en los juegos sexuales que verdaderamente me excita es mantener el pulso del pene, subir y bajar, dejar que alcance el extásis para luego devolverle la calma. Y volver a excitarlo hasta que ya no pueda más...

...porque cuando un pene tiene hambre, el sexo luego es fantástico. Y una mujer satisfecha es, básicamente, felíz.

...Millán...

...qué sugerente tu nombre, qué sonoro, qué dulce...

...qué fantástica debe ser una sesión de cama contigo...

...tierna...

...salvaje...

...juguetona...

...millán...